28 de marzo de 2010

¡Larva vida a la especie!

Al llegar el final del invierno, y con la llegada de la primavera, las orugas de procesionaria del pino bajan desde sus bolsones (nidos construidos por las larvas para protegerse del frío del invierno - no confundir con los famosos hobbits) y se entierran en el suelo hasta mediados de verano, cuando emergen, ya como mariposas adultas, para aparearse y recomenzar el ciclo.

En este caso, más que en procesión, las encontré organizadas formando la silueta de un espermatozoide...o al menos eso me sugiere a mí. Así lo encontré en el suelo, y así os lo cuelgo aquí para que opinéis también vosotros.

Fecundación urticante


Larvas de Thaumetopoea pityocampa

26 de marzo de 2010

Por toda la orilla

Bueno...realmente fue desde Barakaldo a Bilbao...pero ¡también pasamos por Santurce! y puedo asegurar que allí tomé el mejor pintxo de toda mi vida...aún lo recuerdo con nostalgia y sé que volveré a buscarlo tarde o temprano.

Por desgracia, del pincho no conseguí ninguna foto que hiciera honor a su grandeza. Las que cuelgo al menos resumen bremente nuestro fugaz viaje de dos días.

Un par de imágenes de Portugalete, y de Bilbao...Guggenheim y más Guggenheim, ¡mira que es fotogénico! y eso que la luz de esos días tan nublados no ayudaba mucho.

Portugalcito



4 de marzo de 2010

Deportes de riego

Dos imágenes de escarabajos del sudario. Ambos nos demuestran cómo, a pesar de carecer de pies, pueden ponerse las botas sin demasiados problemas.

El primero, agarrado y en equilibrio, parece estar surfeando mientras se alimenta del rico polen que le ofrece esa planta. Más tarde le devolverá el favor diseminando otros granos que se le han quedado polencima del cuerpo.

En la segunda imagen, y con una posición algo más singular y llamativa, boca abajo - aunque quizá mejor dicho en este caso es cara abajo - podemos ver a otro individuo intentando bucear en las profundidades de un mar de polen de lo más colorido.

Equilibrio surficiente

Oxythyrea funesta sobre Osteospermum fruticosum

2 de marzo de 2010

Unas cuantas caras buñolenses

En mi última visita a Buñol y sus alrededores, encontré unos cuantos rostros, algunos evidentes, otros algo más camuflados.

Desde la tierna imagen de las caras de dos burritos - quizá madre e hijo - con necesidad de contacto corporal, hasta lo absurdo de un trozo de corteza de árbol con un perfil a lo con un seis y un cuatro...

Cualquier cosa vale mientras nos estimule de algún modo la imaginación, ¿no?

Con tacto suave