El día en que conocimos Ouzoud y sus cascadas fue sin duda un día para recordar durante el resto de nuestra vida, sobre todo porque casi la perdemos en el minibus que nos llevó hasta allí y que nos devolvió a Marrakech unas horas más tarde con la sensación de habernos librado de una muerte casi segura llevados por el mismísimo Diablo sobre ruedas. A pesar de las similitudes con esa primera obra del grandísimo Spielberg, volvería - y volveré - a arriesgarme y a dejarme llevar por la improvisación para seguir descubriendo las maravillas naturales que guarda este siempre sorprendente país.
Cuscuseras de esas
Cuscuseras para Esla, tajines para el resto de los mortales.
Derrama
Barcascadas
138 grados
La imagen de todo ese agua cayendo sólo podía ser mejorada si a eso le añadimos un arco iris que parecía ser un chorro más de los que componen esos 110 metros de cascada.
Pero no nos silvó
Macaca sylvanus
Sadoquines
Un triste Equus africanus asinus (un burro, vamos) sin más entretenimiento que contemplar hipnotizado esos aburridos adoquines.
La lenta muerte de la lente
Ya de regreso en el minibus hacia "casa", me hubiera gustado más ir montada en ese burrito que en el asiento de la muerte como me encontraba, pero no me quedaba otra opción aparte de resignarme, sacar la cámara, y disfrutar de las vistas del camino de vuelta, que tampoco estuvo nada mal.
Hacía tiempo ya que esperaba esta tercera entrega de Marruecos! Muy chulas las cascadas, nada que ver con el chorrito de agua que vimos nosotros.
ResponderEliminarBesos!
Corde.
Fantabulosas! Me han encantado las cascadas, y el monete, por lo de lo exótico más que nada.
ResponderEliminarY yo que pensaba que allí solo había desierto, y encima con mono y pollino hipnotizao y to. curiosa combinación... curiosa combinación...
ResponderEliminarNo sabía yo de la existencia de tanta agua por Marruecos.... se confirma que viajo poco 8-)
ResponderEliminarLo cierto es que yo también las hubiese llamado cuscuseras.
De nuevo, a nice photos!
Que pasada de viaje, ni el Indiana Jones ese. La carita de la macaca refleja más bondad e inteligencia, que la de la mayoría de politicos que sufrimos a diario.
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