Hoy tengo el placer de poder dedicar una entrada a la presentación de un nuevo miembro de la familia, como ya ocurrió anteriormente con Tapas, Argi, o incluso con Wasp, aunque en esa ocasión fue más una despedida que una presentación, pero no deja de ser alegre —aún después de irse— el recuerdo de todo lo bueno que nos dan estos bichos durante los años que están con nosotros, y ahora la pequeña Cañas toma la palabra:
Miau!
Miau!
Los motivos que hacen que su nombre no pueda ser otro que el que da título a esta entrada son varios, empezando por el fiel compañero que ya la sigue a todas partes, se tumba a su lado cuando duerme y no la pierde nunca de vista, como si fuera consciente de que esos 350 gramos de bola peluda saltarina necesitan de la protección de un ser de mayores dimensiones con un nombre que implique que han de ir siempre juntos, y está claro que la mejor compañía para las cañas son unas buenas tapas, y viceversa.
El segundo motivo por el que esta gatita tricolor se llama así es que antes de ser rescatada y de saber que tendría una vida libre, feliz, y esperemos que muy muy larga, pasó dos días encerrada en una cañería de la que no podía salir ni sola, ni con la ayuda de todos los que nos preocupábamos por esos maullidos indefensos que se oían desde el subsuelo donde Cañas, atrapada en su cañería, pedía ayuda sin saber muy bien ni lo que estaba pasando.
Y en último lugar, otra razón que le da nombre es que, con todo lo que ha superado este bicho en su escaso mes y medio de vida, con lo buena y tranquila que es —de momento, no me confío, que Tapas también engañaba al principio...— y con esos colores únicos de su esponjoso pelaje (de cuya genética hablaremos en otra entrada), tenía que llamarse así sencillamente porque es una caña de gata.
Qué caña
Y en último lugar, otra razón que le da nombre es que, con todo lo que ha superado este bicho en su escaso mes y medio de vida, con lo buena y tranquila que es —de momento, no me confío, que Tapas también engañaba al principio...— y con esos colores únicos de su esponjoso pelaje (de cuya genética hablaremos en otra entrada), tenía que llamarse así sencillamente porque es una caña de gata.
Qué caña
¡Bienvenida a la familia, Cañas! ¡Qué lástima que Consuela no me haya dejado ninguna acepción libre para jugar con las palabras como a mi me gusta!
ResponderEliminarBueno, podría decir... Consuela, ¡¡porqué no te cañas!!
Vaya, ha sido muy malo... lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir.
Que historia mas entrañable la de esta gata.
ResponderEliminarLa verdad es que viendo como posa no hay duda de que esta gata ¡es una caña!
¡Enhorabuena por la nueva incorporación!
Aunque no veo mi juguetito por ningún sitio...supongo que le encanta y que no para de jugar todo el día con él...hasta agotarse y hacerse una sesión de fotos....
ResponderEliminarLa tercera foto es brutal...que pose de desnudo...
MIAU!
Increíble historia la de la gata Cañas!
ResponderEliminarEsperaremos más posados ;)
Que cosita tan tierna y tan bonita. Y ese cruce de piernas, mitad a lo gata desnuda de Goya, mitad a lo Sharon Stone, tremendo. Quiero saber más detalles del rescate, ¿alguien dijo, aqui hay gato encerrado? Espero más fotos para ver como va creciendo. Un besito para Cañas y Tapas.
ResponderEliminarPor favor, no puedo dejar de mirar esta entrada, ¡qué entrañable!
ResponderEliminarCon esa mirada se queda con todo el mundo, y qué pose, ¡increíble!
Quiero reportaje de cómo va creciendo jejeje...
Otra que no sabe la suerte que ha tenido topándose con Consuela. Muy guapa la gata cañera, a Spot le ha salido una competidora.
ResponderEliminarBs!