Aposematismo y otros disfraces

Después del susto de la paella aberrante hoy traigo una imagen algo menos traumática...vale, es un bicho, pero de los que gustan a todos los públicos, como prometí.

Se trata de una de las muchas mariposas que forman la familia de los zigénidos. A ésta la encontré sobre una flor de escabiosa bajo el sol abrasador en la Hoya de Buñol-Chiva.

Me atrevería a decir —por ésta y alguna otra foto que saqué— que es concretamente Zygaena filipendulae... pero con la enorme diversidad que hay dentro de este grupo (unas 1.000 especies, además de una considerable variabilidad intraespecífica que complica la identificación aún más), no sé si me voy a atrever...

En fin, sea cual sea ésta, lo que nadie podrá negar es el atractivo de su coloración, característica que curiosamente le sirve para conseguir precisamente lo contrario de atraer, es decir, alejar a los posibles depredadores.

El cómo una determinada coloración va asociada a la estrategia de "evitar ser devorada por otros animales" lo cuento más abajo, que me conozco cuando empiezo a escribir sobre este tipo de cosas y me da a mí que el tema se va a alargar...

Lolailo

Zygaena filipendulae (creo) sobre Scabiosa sp.

Pues bien, esta estrategia adaptativa se conoce con el nombre de aposematismo, y no es ni más ni menos que el fenómeno de mostrar algún rasgo (no necesariamente visual, también puede ser un olor o un comportamiento, por ejemplo) que sea llamativo para los depredadores y capaz de ser recordado por éstos, por asociación a otro rasgo perjudicial o peligroso para ellos. El aposematismo funciona como señal de advertencia de peligro, en plan "si me comes, te lo pierdes".

En este caso, el peligro del que advierte esta coloración tan "lolailo" de la protagonista de la entrada es que este aparentemente inofensivo animalillo va cargadito de cianuro de hidrógeno en su interior; es un bocado tóxico para todo aquel valiente (o más bien ingenuo) que ose probarlo.

A lo largo de la evolución determinados patrones de color, formas, olores o incluso comportamientos, han acabado asociándose a caracteres peligrosos de los cuales todo depredador que se precie huirá sin pensárselo dos veces.

Profundizando un poco más en este fenómeno nos encontramos con el mimetismo mülleriano, por el que especies distintas (incluso de grupos taxonómicos a veces muy alejados), ambas con caracteres peligrosos de los que advertir, comparten la misma señal de advertencia, ese rasgo disuasorio que aleja a los depredadores. Gracias a la coevolución entre ambas, se van "copiando" la una a la otra hasta acabar teniendo una apariencia muy similar sin que eso suponga ninguna relación de parentesco cercana. El mimetismo, en su significado más general, consiste en la capacidad de un organismo de adoptar el aspecto de otro. En el caso concreto del mimetismo mülleriano, este fenómeno va asociado a aposematismo, pero no siempre es así.

Como suele ocurrir con toda estrategia que funciona, pueden surgir "imitadores oportunistas", que plagian directamente el mecanismo de advertencia que ha resultado ser exitoso y se lo apropian en su beneficio, sin necesidad de poseer esa característica peligrosa de la que advertir. Así, organismos inofensivos adoptan el aspecto de otro que no lo es para "engañar" al depredador y librarse de formar parte de su menú. Esto es lo que para los humanos llamaríamos picaresca o truhanería, pero para el resto de animales lo denominamos mimetismo batesiano. Y aquí tenéis otra imagen que, como fotografía deja bastante que desear, pero como ejemplo de este fenómeno viene que ni pintada (nunca mejor dicho). Además ya hace tiempo que tomé la foto y aún no había encontrado un lugar para ella en el blog, así que ahí va.

Avispado

Clytus arietis
 
No, no es una avispa, sino un escarabajo. Este coleóptero disfrazado de himenóptero no sólo es capaz de imitar el aspecto de una avispa, sino también sus movimientos e incluso el sonido que éstas producen al volar. Si eso no es ser un tipo avispado, que baje Darwin y lo vea.

Quizá si hay alguien que haya logrado llegar hasta este punto de la entrada, recuerde también otra más antigua en la que hablábamos de otro fenómeno relacionado con éstos y que ejemplificábamos con la increíble mantis orquídea, capaz de confundirse entre las orquídeas de su hábitat como si de una flor más se tratase. En este caso, hablaríamos de cripsis, que es simplemente la capacidad de camuflarse con el entorno. A menudo se confunden mimetismo y cripsis, y es que a pesar de ser conceptos diferentes, muchas veces aparecen asociados entre sí, como en el caso de esta mantis que, con la finalidad de camuflarse en el entorno de su hábitat (cripsis), adopta el aspecto de las flores de orquídea que conviven con ella (mimetismo).

Podría extenderme mucho más pero creo que es el momento de parar, y ya si eso otro día os cuento alguna cosilla más sobre las muchas estrategias carnavalescas con las que la naturaleza nos puede sorprender.