29 de enero de 2014

La ciudad de juguete

Si ya me costó encontrar en la ciudad de Niza algún atractivo natural yaciendo bajo los kilos y kilos de ladrillo y cemento que la sepultan, sabía que en Montecarlo (el distrito más famoso del Principado de Mónaco) la tarea se me haría casi imposible. Fuimos a pasar una mañana allí como quien visita un parque de atracciones o un circo, porque esa es la sensación que tienes cuando caminas por las calles de Mónaco; es un mundo aparte, un artificio de principio a fin sin conexión aparente con la realidad del mundo al que estamos acostumbrados.

No suelo sentirme atraída por este tipo de lugares, pero me habían asegurado que valía la pena visitar este curioso hábitat, aunque sólo fuera por la riqueza botánica de sus múltiples zonas ajardinadas, exhibiendo además todas y cada una de las plantas un impecable mantenimiento, a la altura del que reciben los ladrillos con los que conviven.

¿Por qué no pasarse a curiosear y a echar unas fotillos? Pues ea, éstas son: 

Scalextric




Casi(que)no

Fachada posterior del famoso Casino de Montecarlo y parte de sus jardines

                  Océano gráfico

                                       Museo Oceanográfico de Mónaco, desde 1910.

Ya te digo



Puer todo lo alto


Lujos y excesos por todas partes, y con ello también encontramos arte a nivel de calle. Conforme caminas te vas topando con multitud de esculturas repartidas aquí y allá; aquí algunos ejemplos en bronce...

                 Pescalor

                         Le Pêcheur (el pescador), del escultor francés Gustave Dussart

                 ¿No tendrás una pieza de fruta?

                         Adán y Eva, obra del colombiano Fernando Botero, en 1981

Menina

Reina Mariana, del valenciano Manolo Valdés

... y también otras obras de arte en material vegetal, como esta cica equilibrista, o el escultórico ficus de atrás.

                 Fica


Y resulta que caminando por Montecarlo también nos podemos topar de repente con un jardín japonés ¿Japonés? Sí, japonés. El caso es que este conocido jardín, aún contando con todos los elementos propios de un jardín japonés auténtico, tampoco me sedujo, la verdad. Seguramente le pasaba lo que al resto de la ciudad, era todo demasiado falso, demasiado fingido y prefabricado. Un resultado sin duda estéticamente atractivo, un diseño estudiado y una vegetación cuidada al detalle, pero mi sensación fue la de estar dentro de un escenario excesivamente decorado como para convencer, sobre todo en un entorno donde tienes que hacer equilibrismos para no sacar en las fotos los edificios monegascos del fondo —al menos yo no conseguí esquivarlos—.

                 Atrezo topiario
 


Montejapo



                 Carpas lomo


                         Variedades "ornamentales" de la carpa común (Cyprinus carpio), conocidas como Koi.

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