Finalizada la etapa de camping en Casties-Labrande —sin duda un excelente comienzo para el cambio de encuadre que necesitaba— tocaba emprender la siguiente etapa.
El nuevo escenario giraba entorno a un pueblo llamado Arques (departamento Aude; región Languedoc-Roussillon), donde una vivienda escondida entre montañas nos esperaba para el periodo del 10 al 24 de agosto. Íbamos a conocer, en primer lugar, a la familia con la que compartiríamos techo y trabajo durante esas dos semanas, y de ese modo conoceríamos también, desde dentro, el funcionamiento de este tipo de experiencias de intercambio, facilitada en nuestro caso por una organización llamada HelpX (forma abreviada de Help Exchange).
Le périlhou
Le périlhou
El concepto, en lo general, es sencillo. Podría resumirse como un intercambio de ayuda en determinadas tareas de una casa y/o su jardín por parte del llamado helper (o ayudador), a cambio de que el llamado hoster (u hospedador) le aloje y alimente durante un periodo de tiempo acordado entre ambos.
Belle
Pretty, la gata del lugar, de nombre apropiado, sí, pero muy poco original.
Como decía, esa sería la base general, sin duda por todos aceptada. Un planteamiento aparentemente claro e incuestionable. Ahora bien, si nos adentramos en lo particular pronto comprobaremos que, como en todo sistema basado en relaciones humanas, forzosamente intervendrán además otros factores algo más subjetivos —y por tanto difíciles de valorar objetivamente— fruto de las verdaderas motivaciones y expectativas personales de cada una de las partes, que no siempre tienen porqué complementarse a la perfección.
En nuestro caso la ayuda aportada se centró en el huerto ecológico (recolectar la producción hortícola del momento, preparar las camas para las próximas plantaciones, desherbar, fertilizar, etc.) y en el corral para las gallinas que acababan de unirse a la familia (terminar de cercar el perímetro exterior, construir una pequeña rampa a la entrada, alimentar a las gallináceas). El tipo de trabajo esperable en el seno de una familia que vive de lo que la tierra les da.
Como decía, esa sería la base general, sin duda por todos aceptada. Un planteamiento aparentemente claro e incuestionable. Ahora bien, si nos adentramos en lo particular pronto comprobaremos que, como en todo sistema basado en relaciones humanas, forzosamente intervendrán además otros factores algo más subjetivos —y por tanto difíciles de valorar objetivamente— fruto de las verdaderas motivaciones y expectativas personales de cada una de las partes, que no siempre tienen porqué complementarse a la perfección.
En nuestro caso la ayuda aportada se centró en el huerto ecológico (recolectar la producción hortícola del momento, preparar las camas para las próximas plantaciones, desherbar, fertilizar, etc.) y en el corral para las gallinas que acababan de unirse a la familia (terminar de cercar el perímetro exterior, construir una pequeña rampa a la entrada, alimentar a las gallináceas). El tipo de trabajo esperable en el seno de una familia que vive de lo que la tierra les da.
Panier!
Con suss ex
Gallinas y gallos de la raza Sussex
Sin necesidad de entrar en detalles específicos, sí quiero manifestar que mi experiencia personal allí podría calificarse de "positiva", "correcta" o incluso "enriquecedora" en términos generales, pero de nuevo si vamos a lo particular no puedo sino decir que faltaron ciertas piezas para hacerme sentir que el puzle encajaba de forma verdaderamente provechosa y satisfactoria para todos.
Para mí este tipo de experiencias se basan en un intercambio cultural y personal que debería ir mucho más allá de la cuantificación en horas de trabajo diarias que compensen una cierta cantidad de alimento durante el día y unos metros cuadrados de techo bajo el que dormir por la noche. Según mi manera de ver este trueque que llamamos helpex no se puede medir el trabajo en minutos, la comida en gramos ni el agradecimiento en palabras.
Eso sí, el paisaje de la zona nos hacía recordar, sobre todo durante nuestros paseos diarios al atardecer, porqué decidimos alejarnos de la gran ciudad en busca de experiencias diferentes.
Masha al fondo
Buscando raíces
Limenitis reducta
Rutardecer
Por suerte, unas etapas más adelante repetimos el mismo tipo de experiencia en otro lugar, con otras personas, y con algo más de recorrido a nuestras espaldas; y puedo decir con total satisfacción que allí sí encontré ese espíritu que buscaba de auténtica reciprocidad. Esa segunda experiencia helpX no sólo confirmó nuestra idea de en qué tipo de valores deberían basarse estos trueques, sino que además nos aportó una serie de vivencias que superaron con creces toda expectativa.
Pero todo eso irá llegando en las próximas entregas... que han pasado tantas cosas desde el "cambio de encuadre" que llevo cuatro meses de retraso para contarlo todo en el blog. Pero bueno, iremos poco a poco, o como dicen por aquí petit à petit.
Huertardecer
Con suss ex
Gallinas y gallos de la raza Sussex
Sin necesidad de entrar en detalles específicos, sí quiero manifestar que mi experiencia personal allí podría calificarse de "positiva", "correcta" o incluso "enriquecedora" en términos generales, pero de nuevo si vamos a lo particular no puedo sino decir que faltaron ciertas piezas para hacerme sentir que el puzle encajaba de forma verdaderamente provechosa y satisfactoria para todos.
Para mí este tipo de experiencias se basan en un intercambio cultural y personal que debería ir mucho más allá de la cuantificación en horas de trabajo diarias que compensen una cierta cantidad de alimento durante el día y unos metros cuadrados de techo bajo el que dormir por la noche. Según mi manera de ver este trueque que llamamos helpex no se puede medir el trabajo en minutos, la comida en gramos ni el agradecimiento en palabras.
Eso sí, el paisaje de la zona nos hacía recordar, sobre todo durante nuestros paseos diarios al atardecer, porqué decidimos alejarnos de la gran ciudad en busca de experiencias diferentes.
Masha al fondo
Buscando raíces
Ninfa de los arroyos
Limenitis reducta
Rutardecer
Por suerte, unas etapas más adelante repetimos el mismo tipo de experiencia en otro lugar, con otras personas, y con algo más de recorrido a nuestras espaldas; y puedo decir con total satisfacción que allí sí encontré ese espíritu que buscaba de auténtica reciprocidad. Esa segunda experiencia helpX no sólo confirmó nuestra idea de en qué tipo de valores deberían basarse estos trueques, sino que además nos aportó una serie de vivencias que superaron con creces toda expectativa.
Pero todo eso irá llegando en las próximas entregas... que han pasado tantas cosas desde el "cambio de encuadre" que llevo cuatro meses de retraso para contarlo todo en el blog. Pero bueno, iremos poco a poco, o como dicen por aquí petit à petit.
¡Qué pasada! De fotos, y de experiencia. Me ha encantado lo de cuantificar las cosas en minuits, gramos, y tal, qué bien expresado.
ResponderEliminarEstá siendo una crónica fantástica a pesar de los spoilers que llevo de serie. Que no decaiga.
Como la vida misma, colega.
ResponderEliminarUna envidia feroz, pero sana me corroe. Os admiro profundamente.
Sin querer decir con ello que quiera hacer lo mismo que vosotros. :))
un saludote
un saludo de un seguidor de tus aventuras por esas tierras montañosas
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